LA NACIÓN, jueves 6 de noviembre de 2014
Por orden de sus médicos, la presidenta Cristina Kirchner, que padece un cuadro de sigmoiditis, deberá mantener reposo absoluto por al menos diez días, por lo cual suspendió ayer su viaje a Australia para participar de la cumbre del G-20, el 15 y 16 de este mes. Designó para representarla al ministro de Economía, Axel Kicillof, y al canciller, Héctor Timerman, con lo cual evitó exponer al vicepresidente Amado Boudou, desgastado por su delicada situación judicial.
Así las cosas, Kicillof y Timerman serán los encargados de defender la postura del Gobierno en el conflicto con los fondos buitre, algo para lo cual se preparaba la propia mandataria, que aspiraba a mantener en alto su protagonismo en ese diferendo.
El G-20 se presenta complicado. La mayoría de sus países miembros, incluso Australia, el anfitrión, no aceptan discutir el caso argentino en la reunión de Brisbane, porque consideran que se debe hacer en el FMI.
En el parte médico oficial difundido ayer por la Casa Rosada se informó que la jefa del Estado deberá guardar reposo absoluto, “sin desplazamientos”, por “al menos diez días”, a partir del alta médica, la que no se informó cuándo se otorgará. Cristina tenía previsto partir el jueves próximo, pese a que el viaje de 48 horas resultaba muy desgastante. El parte médico dio por tierra con ello.
Pese al largo reposo, la Presidenta no realizó hasta ayer el traspaso del mando a Boudou, como lo ordena la Constitución en su artículo 88.”No quieren exponer a Boudou”, aseguró a LA NACION una alta fuente oficial.
El secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro, entregó anoche el parte médico oficial en la Sala de Periodistas, tras lo cual informó que “la Presidenta no viajará a Australia y la delegación será encabezada por Kicillof, quien será acompañado por Timerman”.
El comunicado de prensa, firmado por los médicos Marcelo Ballesteros y Daniel Fernández, de la Unidad Médica Presidencial, consignó que Cristina Kirchner “cursa el tercer día de internación por un cuadro de sigmoiditis”, que “se encuentra estable, cumpliendo tratamiento sintomático y con antibióticos por vía endovenosa” y que sigue “internada para completar tratamiento, y con control evolutivo”.
También puso de relieve que “posterior al alta de internación, que se otorgará oportunamente, la Presidenta deberá mantener reposo con control evolutivo en la residencia presidencial de Olivos, contraindicándose la realización de desplazamientos, inicialmente y como mínimo, por diez días”.
Cristina Kirchner tenía previsto poner sobre el tapete ante el G-20 el conflicto con los fondos buitre y el fallo del juez de Nueva York que la obligó a pagar US$ 1700 millones. Sin embargo, Australia, los Estados Unidos, Alemania y otros países de la Unión Europea, menos Francia, no querían esa discusión por considerar que debe ser tratada en el FMI.
La Argentina impulsaría en la cumbre de Brisbane la adhesión a la resolución de la ONU para regular las reestructuraciones mediante una convención que tuvo el apoyo del G-77 y del Grupo Brics. En cambio, el otro bloque de países quiere apoyar las recomendaciones del FMI de la última reunión de octubre, que nació como respuesta a la ONU, con reformas en las cláusulas de “acción colectiva” y “pari passu” para evitar fallos como el de Griesa.
En la primera propone que si el 75% de los acreedores acepta una reestructuración, el resto debe adherir a ella. En la segunda, el FMI interpreta que no se debe impedir el cobro a ciertos acreedores si existe conflicto con otros, aunque sí deben tener el mismo tratamiento legal.
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