La última aparición pública de la Doctora fue por Twitter. Mostró una foto en la que posaba con su nueva perrita Lola, una caniche toy, y anunció que los perritos y los gatitos tendrán derecho desde el 15 de enero a viajar en la cabina de los vuelos de Aerolíneas Argentinas. Todavía no está clara la letra chica de esta nueva conquista del mundo animal. El kirchnerismo no para de sumar derechos a todos los seres vivientes. Ya la Sala II de la Cámara de Casación, integrada por jueces K, había dejado en libertad a la orangutana del zoológico.
El objetivo en este caso era salir airosa de la falta de una explicación creíble sobre su accidente doméstico, que dio lugar a especulaciones sobre el estado de salud de la Presidenta. Para eso se tomó una foto sonriente, a bordo del Tango 01, dando a entender que está tan activa como siempre y que ya tiene autorización médica para viajar al Sur, por lo cual dejó entrever que seguirá trabajando aunque sea en silla de ruedas.
El cuento del “líquido deslizante” y del “accidente doméstico”, relatado por Jorge Capitanich, no resultó creíble. Son muy frecuentes sus patinadas por pisos enjabonados o “deslizantes”.
Ella se cae con demasiada frecuencia pese a que es Presidenta y por lo cual no camina por superficies escarpadas ni hace deportes que la obliguen a esfuerzos físicos riesgosos. Por eso, había que salir del momento con un anuncio que conmoviera al ciudadano común, distrajera la atención de la gran mayoría, y concitara la atención de los amantes de los animales y las mascotas. No hay muchos antecedentes de presidentes de países serios que hagan anuncios tan triviales como los de introducir pequeñas mascotas en los vuelos de la aerolínea de bandera. Esos anuncios podrían quedar relegados a un comunicado de la empresa firmado por su director de prensa.
Pero ella, en realidad, quería comunicar otra cosa mucho más relevante. Habia que mostrarse bien, de buen talante, saludable, pendiente de todos los temas, hasta de los más insólitos. Para dar a entender que la Presidenta está sana, gobierna, y piensa en temas tan variados como la suerte de los animales en una suerte de baño de humanización.
En el Gobierno, sin embargo, hay una firme versión de que no existió tal líquido deslizante. Gana fuerza el rumor de un desmayo, pero lo que no está claro es por qué son tan frecuentes esos episodios. También se supo que nadie va a admitir tales desvanecimientos. Hay quienes dicen que obedecen a una arritmia cardíaca que fue registrada en el Favaloro y por la cual se le aconsejó un marcapasos que ella no aceptó.
Su operación de un hematoma subdural en el cerebro, del 5 de octubre de 2013, se originó en una caida el 11 de agosto anterior, el día depués de las primarias de ese año. Eso se dijo en su momento. Luego en 2014 también sufrió un esguince en Roma que la obligó a entrevistarse con el papa Francisco con una bota ortopédica. En junio de 2011 también se había caído en el Instituto Leloire y fue derivada al Otamendi donde se le hizo una tomografía computada de cerebro que fue examinada por un neurocirujano muy prestigioso, Armando Basso.
¿Qué le pasa a la Presidenta que se cae tan frecuentemente? Nadie lo informa ni lo explica. Sus médicos oficialmente no quieren admitir que estos episodios son comunes y la orden es presentar esto como accidentes domésticos normales de una mujer como cualquiera que puede trapezarse con cualquier charco de agua enjabonada en su propia casa. Y que está pendiente tanto de los grandes temas de Estado como de que todas las mascotas tengan la misma suerte que Lola que puede viajar en la cabina del Tango 01.