LA NACIÓN, jueves 5 de febrero de 2015
PEKÍN. En el segundo día de su visita de Estado, el más intenso, la presidenta Cristina Kirchner cerró el Foro Empresarial Argentino Chino frente a 1000 asistentes, prometió no hablar de asuntos internos de la Argentina, pero terminó enredada en aseveraciones que desnudaron sus opiniones doctrinarias y le contestó a la Unión Industrial Argentina (UIA) que había cuestionado los acuerdos firmados con China.
“Que se queden muy tranquilos los empresarios argentinos”, dijo. “El Gobierno sigue defendiendo el trabajo argentino”, sentenció.
En un comunicado, la UIA había reclamado el martes último que los acuerdos con China implicaban la exclusión de empresas argentinas y de trabajadores en los negocios con el Estado y entre privados. También se sumó la crítica de la Cámara de Exportadores de la Argentina.
Ayer, la Presidenta les habló a unos 100 empresarios argentinos y 400 de origen chino, aunque había unos 1000 asistentes en el lujoso hotel Shangrilá. Un empresario argentino lamentó que hiciera tantas afirmaciones desenfocadas de los negocios concretos, que es lo que buscan sus pares chinos, porque además los traductores suelen confundirse con las palabras localistas, las improvisaciones y los giros coloquiales de la Presidenta.
En otro discurso de 43 minutos, antes de ser recibida por Xi Jinping, la mandataria les contestó a los industriales críticos: “También quiero decirles a todos los empresarios argentinos que se queden muy tranquilos, porque seguimos defendiendo el trabajo argentino y la participación del empresariado nacional en estos desarrollo conjuntos”, señaló.
Y aventuró: “Solamente alguien con intencionalidad política o con desconocimiento de lo que estamos haciendo puede suponer que este gobierno pueda resignar estas cosas”. Se refería a José Ignacio de Mendiguren, directivo de la UIA y diputado por el Frente Renovador de Sergio Massa que había objetado con fuerza los acuerdos con China.
“Nadie nos está demandando desde la República Popular China que resignemos nuestras fuentes de trabajo ni a nuestro empresariado”, aseguró. “Además, no creo que ninguno de los cientos de empresarios argentinos que me han acompañado vengan con la idea de resignar sus empresas”, razonó.
También elogió a China por tener “la suerte de una dirigencia que desde Mao en el 49 hasta la fecha ha pensado en un crecimiento permanente del país” y dijo que “no hay ningún milagro”, sino “una perseverancia en las políticas de crecimiento y desarrollo a través de un modelo propio sin sugerencias externas”..