La Nación, jueves 5 de febrero de 2015
PEKIN.-Otra vez más, los errores propios. Hasta la su reunión bilateral con el presidente chino Xi Jinping, todo le había salida razonablemente bien a la presidenta Cristina Kirchner. Firmó la “alianza estratégica integral” con China, recibió promesas de inversiones de empresarios chinos, anunció el inicio de dos represas con crédito de ese país y fue tratada con honores por su par. Pero su incontinencia verbal, su revanchismo y su irreverencia adolescente le jugaron en contra: se puso a tuitear creyendo que estaba conversando con su familia en el living de su casa.
Lo que venía saliendo bien lo arruinó con su propia falta de tacto: creyó que burlaba a sus adversarios políticos internos, pero terminó destratando a quienes había ido a seducir, los chinos.
Un error imperdonable en diplomacia y en la vida: ridiculizar el acento del interlocutor con quien se quiere congraciar y de quien se esperan inversiones, negocios o compras de productos. “Más de 1.000 asistentes al evento. ¿Serán todos de “La Cámpola” y vinieron sólo por el aloz (arroz) y el petróleo (petróleo)?”, se burló en su cuenta de Twitter.
La Presidenta tuitea en un país que, por decisión política de su régimen comunista, tiene bloqueado Twitter y otras redes sociales internacionales como Facebook y todos los productos de Google (Gmail, Google Research o Youtube, entre otros). El gobierno de Xi prohibió en China miles de páginas de Internet, en una autentica censura que limita la libertad de expresión y que según la línea de la propia Presidenta expresada el viernes último en cadena nacional sería “predemocrática”. Lo dijo cuando pidió que no la “silencien”.
Pese a que los periodistas y los argentinos de la comitiva, en su mayoría, no pueden acceder a Twitter aquí en Pekin, la Presidenta lo utiliza y no se siente censurada. Es posible que para evadir la censura Cristina use la red de datos argentina, con lo cual puede eludir la prohibición pero a un alto costo económico, o que use un programa VPN para cambiar el IP de su sistema, como Astrill, que sale 60 dólares por año, y que ayuda a saltear esa interdicción del gobierno al que la jefa del Estado le rinde honores pese a imitar burlonamente su acento. También es probable que los tuits los redacte alguien en Buenos Aires bajo su dictado.
El gobierno de Xi prohibió en China miles de páginas de Internet, en una autentica censura que limita la libertad de expresión y que según la línea de la propia Presidenta expresada el viernes último en cadena nacional sería “predemocrática”. Lo dijo cuando pidió que no la “silencien”
Los jóvenes descontentos de China, que quieren participar de las redes, usan Astrill u otros programas alternativos, algunos pagos y otros gratuitos pero de menos efectividad.
Otros se conforman con las redes sociales propias de china que son las análogas a las del resto del mundo. Por ejemplo, Twitter tiene un similar aquí que se llama Weibo.com. En cambio, Youtube se sustituye con otras como Youku.com, Iqiyi.com o Tudou.com. El Facebook chino se llama Renren (persona a persona) y el Whatsapp se reemplaza con otro igual que es Wechat.
El gobierno de Xi encontró peligros en el uso de las redes occidentales y las bloqueó. Pero de todas maneras su ahora “aliada estratégica integral” Cristina Kirchner superó esa barrera con herramientas tecnológicas estando en su propio país.
La jefa del Estado se desnudó dolida por las críticas que recibe a diario por llenar los actos institucionales en la Casa Rosada con militantes de La Cámpora y de otras agrupaciones juveniles, bien remunerados con dineros y contratos públicos. Esas puestas en escena son totalmente digitadas y organizadas hasta en cada estribillo que le dedican a su Presidenta con ensayos previos y estudiados. Pero terminó ridiculizando a sus propios anfitriones por la manera en que los inmigrantes orientales a nuestro país, gente de trabajo y de gran empeño en su adaptación, hablan el español.
Nunca creyó que su desenfado tendría tamaña repercusión internacional. Pero igual intentó suavizar su primer tuit con otro aún más inexplicable. “Sorry. ¿Sabes qué? Es que es tanto el exceso del ridículo y el absurdo, que sólo se digiere con humor. Sino (sic, debió decir “si no”, separado) son muy, pero muy tóxicos”.
Nadie entendió a quien se refería con esa respuesta, por cuanto nadie había cuestionado la presencia de empresarios en el Foro Empresarial Chino Argentino, donde se hicieron cientos de negociaciones de empresarios chinos y argentinos en el hotel Shangrilá.
Y luego, al observar la negativa respuesta a sus bromas de mal gusto en medios de prensa internacionales, Cristina volvió a tuitear luego de levantarse de la cama en la mañana china, cuando en la Argentina caía la noche. Pero esta vez lo hizo para hablar de los acuerdos bilaterales firmados con el gobierno de Xi Jinping en el día de ayer..