La Argentina tiene una historia negra que nos entristece, nos duele y aún nos sigue dividiendo en discusiones interminables y que nunca cerrarán. La falta de certezas nos introduce en debates inciertos como es determinar el número de desaparecidos sobre el cual nadie tiene hoy ninguna constancia.
La única institución que podría dar certezas es la Justicia y allí están los juicios para determinarlo.
El gobierno de Mauricio Macri, con su secretaría de Derechos Humanos, podría convocar a los organismos de DDHH, a los partidos políticos y a las instituciones judiciales que hayan juzgado crímenes de lesa humanidad. No sería tan difícil tomar todas las causas con sentencia firme y en aun en proceso y hacer la lista de víctimas con un simple cruce de datos para evitar superposiciones, que puede haber.
Esa lista daría el nombre y el número de todas las víctimas comprobadas en la Justicia y ello nos daría una certeza acerca del número que determinaría el poder que se encarga de dar certidumbre sobre el pasado. Sin perjuicio de que si aparecieran nuevas denuncias se siga incrementando porque son delitos que no prescriben.
Entonces se podría hacer una categorización que sea reconocida por el Estado y por todos los actores y que nos arroje lo más necesario para cerrar heridas: certeza.
Se podría hacer una lista que comprenda de manera diferenciada a las siguientes categorías:
*víctimas de la represión del Estado, nombres y número.
*desaparecidos del terrorismo de Estado, nombres y número.
Ese trabajo conjunto, de diversas instituciones, gobierno, poder legislativo, organismos de derechos humanos y jueces e instituciones judiciales podría ser la primera gran política de consenso, política de Estado, para cerrar heridas y construir certeza y verdad, que es una forma de caminar hacia la integración nacional de cara al futuro.