LA NACIÓN, miércoles 4 de septiembre de 2014
La presidenta Cristina Kirchner está convencida de que enfrenta una conspiración de las empresas automotrices que boicotean el plan Pro.Cre.Auto. Para evitarla, anunció ayer que prorrogará ese programa hasta fin de año, pese a que vencía el próximo 24, y que convocará a las once terminales radicadas en el país, a las cámaras del sector y a las concesionarias para disciplinarlas y que vendan unidades, porque, dijo, “las automotrices están escondiendo los autos”.
En su única autocrítica, pidió “perdón” por haber utilizado el lunes último la expresión “encanutar autos” y admitió que es “impropia para una Presidenta”.
Sin embargo, pisó el acelerador a fondo contra las automotrices.
“Vamos a convocar a una reunión con todas las terminales. Y tengo una mala noticia: vamos a prorrogar el Pro.Cre.Auto para que los argentinos puedan seguir comprando autos”, anunció desafiante Cristina.
“El sector boicotea políticas públicas destinadas a terminar con las suspensiones (de trabajadores) y a que los argentinos tengan autos 0 Km”, denunció la mandataria.
Lo hizo durante un acto en la Casa Rosada, en el que habló más de 50 minutos y anunció que envió al Congreso un proyecto de ley para declarar la obligatoriedad de que los niños cursen la sala de 4 años en la educación preescolar.
Desde que se puso en marcha, en junio último, el plan Pro.Cre.Auto colocó 14.222 créditos a tasa subsidiada y entregó poco más de 9000 autos. Originalmente, el plan expiraría el 24 de este mes. Si bien Cristina Kirchner no lo precisó, fuentes oficiales confiaron a LA NACION que lo prolongará por tres meses más, hasta fin de año.
Eso al menos se conversó ayer durante una reunión entre la ministra de Industria, Débora Giorgi, y las cámaras del sector: la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa) y la Asociación de Concesionarios de Autos (Acara), cuyo titular Abel Bonrad propuso extender el programa hasta el 31 de diciembre.
“Retacean autos a los argentinos”, acusó Cristina a los fabricantes luego de revelar que recibió una carta de uno de ellos con las quejas del sector. “Vamos a convocar una reunión con las 11 terminales y con las cámaras de concesionarios”, anunció sin más detalles.
Durante su discurso, la Presidenta criticó la decisión del jefe del gobierno porteño, Mauricio Macri, de aplicar un impuesto de 3% a las redes Netflix y Spotify, de suscripción de películas y series online; se manifestó fanática de ese servicio, y recomendó ver la serie “The Killing”.
“Se les ocurrió ahora aplicar un impuesto a esos usuarios, entre los que me cuento”, dijo. “Voy a tener que hablar con el ingeniero”, ironizó. “¿Por qué meterse con esto? Me parece injusto, justo él que dice que no cree en los impuestos; yo diría que reconsideren este impuesto al porteño”, reclamó. Entonces, le hizo un guiño al gobernador bonaerense, Daniel Scioli, al que le dijo que seguramente él no lo iba a gravar.
En ese mismo acto, la Presidenta le entregó un subsidio de 60.000 pesos a la biblioteca Palabras del Alma, del municipio bonaerense de Pilar, y la homenajeó por haber rechazado una donación de 40.000 pesos de un “fondo buitre” vinculado con el multimillonario Kenneth Dart, al que dedicó fuertes críticas.
“Aunque tenían necesidad de esa donación, decidieron que era pan para hoy y hambre para mañana”, felicitó la mandataria.
“Yo dije que las automotrices estaban encanutando autos. De lo único que me rectifico es del término, que es impropio para una presidenta y no es un buen ejemplo para los chicos. Pero están no vendiendo o escondiendo los autos”, dijo.
“Las importaciones de autopartes se han reducido en un 27%. Pero la demanda local cayó un 39% y la externa un 24%, no habría razón para que no haya autos en la República Argentina”, aseguró.
“¿Qué esperan? ¿Un cambio en el dólar, un aumento de precios?”, se preguntó. “Encanutados o no, en algún lado los tienen”, señaló. Y aseveró que había recibido quejas de muchos compradores a los que no se les entregaban los automóviles.
Pese a que las automotrices acusan una caída de la demanda, ella aseguró que el “crecimiento del salario mínimo, vital y móvil desde 2003 a la fecha fue de 2389%”, y ello significa, razonó, que “hay capacidad adquisitiva en los salarios de los trabajadores”..