LA NACION, Jueves 22 de enero de 2015
Pese a que en la causa judicial surgieron más elementos que contradicen la versión oficial del “suicidio inducido”, el gobierno de Cristina Kirchner denunció explícitamente que el fallecido fiscal del caso AMIA, Alberto Nisman, fue engañado con datos falsos para denunciar a la Presidenta por encubrimiento a Irán por el atentado de 1994 y que el autor del engaño fue el ex director de Operaciones de la Secretaría de Inteligencia, Antonio “Jaime” Stiusso.
La estrategia es instalar el relato oficial para ganar la batalla de la opinión pública.
El secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, dijo ayer que en la denuncia de Nisman contra el Gobierno “no hay una sola cosa que tenga asidero”. Y aseguró:”Stiusso fue el que le vendió, entre comillas, esta relación que no existió nunca”. Se refería a un solo aspecto de la denuncia de Nisman: acusaba a Allan Bogado y a Héctor Yrimia, supuestos agentes de la Secretaría de Inteligencia (SI), de participar del encubrimiento a Irán en el caso AMIA.
El titular de la SI, Oscar Parrilli, informó anteayer al juez Ariel Lijo que Bogado e Yrimia no pertenecen al organismo. “Lo que Stiusso le dio a Nisman era falso”, insistió Fernández.
Sin embargo, funcionarios de Balcarce 50 admiten que Bogado tenía relaciones con sectores del Gobierno y el jefe de Quebracho, Fernando Esteche, dijo que lo conoció en reuniones como representante del Poder Ejecutivo y de la jefatura de Gabinete. Muchos operadores de la SI suelen actuar sin ser “orgánicos”, sin estar contratados ni integrar la planta permanente ni transitoria de la SI.
Hasta ayer nadie del Gobierno había acusado explícitamente a Stiusso de instigar a Nisman a formular su denuncia, aunque había trascendido -como informó LA NACION- que ésa era la línea argumental de la Casa Rosada. Aníbal Fernández fue el primer funcionario en confirmar que el Gobierno culpará a Stiusso.
La Pista Iraní
Stiusso y Nisman fueron respaldados desde 2004 por el ex presidente Néstor Kirchner, y luego por Cristina Kirchner, en la pista iraní. Querían afianzar la relación con los Estados Unidos e Israel para resolver la situación financiera argentina. Luego de 2011, por necesidades económicas y un enfriamiento con Washington, Cristina cambió de aliados, se acercó a Irán y firmó el memorándum.
En medio de esto, las novedades de ayer en la causa no cayeron bien al relato oficial. Se descubrió un tercer acceso al departamento; la puerta de servicio resultó que estaba abierta y no cerrada como se dijo en un principio, y se sembraron dudas sobre Diego Lagomarsino, el empleado que dijo haber sido llamado por Nisman para entregarle la pistola Bersa 22.
Pero Fernández atacó ayer a Nisman y dijo que su denuncia es “falsa”, que “no hay absolutamente nada” y afirmó que Bogado e Yrimia “no son ni fueron agentes de inteligencia”. Al llegar a la Casa Rosada, afirmó: “He leído hasta tarde la denuncia. No hay absolutamente nada, es endeble y sin concepto”.
Según la versión oficial, al darse cuenta de la presunta debilidad, Nisman habría tomado la decisión de quitarse la vida instigado por las presiones de Stiusso. Así lo sugirió el ex juez de la Corte Suprema de Justicia Eugenio Zaffaroni, kirchnerista, al asegurar ayer que “a este pobre muchacho (Nisman) le dieron pistas falsas, datos falsos” y que “en algún momento se tuvo que dar cuenta” por lo cual “es una víctima más”. Era la línea oficial que dictó Cristina Kirchner desde Olivos (ver aparte).
De todos modos, la denuncia de Nisman no hablaba sólo de Bogado e Yrimia. También planteaba una conexión entre el emisario del gobierno de Irán Jorge “Yussuf” Khalil, el dirigente piquetero Luis D’Elía, Esteche y el diputado kirchnerista Andrés Larroque. Se basa en más de 330 CD de escuchas telefónicas de Nisman que ahora analizará el juez Lijo. Pero Fernández se negó a hablar de esto. “No voy a hablar de esas cosas”, dijo.