La peor noticia para la Doctora es que no podrá denunciar a la marcha del 18F como golpista y destituyente. Sucedió justo lo que no quería. Fue masiva, hubo 400 mil personas entre el Congreso y la Casa Rosada, salieron miles de personas en el interior y en el exterior de la Argentina, la gente cubrió la Avenida de Mayo, las diagonales y las paralelas sin micros ni choripanes ni vales de comida ni punteros políticos.
Ella encabezó un acto a pleno solo en Zarate de apenas 4000 personas. Pero en el Obelisco diluvió y la convocatoria masiva registró así un tono de épica que en Olivos ni imaginaban.
Ella debió huir a Chapadmalal para que Olivos no sea un hervidero de manifestantes. En el Centro los paraguas remitían a las imágenes de la Revolución del 25 de mayo de 1810.
Nadie insultó al Gobierno, todos gritaron por “Justicia” y por “Argentina”, cantaron el himno y sólo se escucharon el silencio y los aplausos. Fue totalmente despolitizada, los candidatos presidenciales iban atrás de todo y sin banderas. Así la Doctora no puede ahora atacarla por ser una marcha política ni golpista. No se pueden atribuir carteles descalificadores que tanto tientan a la Doctora.
Es posible por todo esto que el Gobierno tenga dificultades para reaccionar ante tamaña muestra de descontento social aunque nadie haya dicho “andate Cristina”. El nerviosismo ganó a los funcionarios.
A sabiendas o no, los manifestantes no cayeron en la trampa de 678, la de emitir proclamas “golpistas o destituyentes”. ¿Cómo descalificar a una convocatoria que no descalificó a la Presidenta ni a su Gobierno en las palabras y que solo lo mató con el silencio?
La Presidenta comenzó la semana con la denuncia de golpe de Estado judicial a flor de piel. Como nadie le creyó, entonces envió a Capitanich a denunciar un “golpe blando”. Luego la Doctora dijo que a ella nadie le grita, ni le imponen políticas ni le marcan la cancha. ¿Cuál será el próximo golpe?
Quizás denuncie ahora solo caricias brusas o indebidas de sus adversarios. La Presidenta tiene un problema serio para convencer con el mismo relato a los descreídos de siempre. No tiene quien le haga ese golpe de Estado que tanto anhela y le permita soñar con una victimización que la exculpe de todos sus desvaríos.
De todos modos, Cristina no cambiará: tiene en sus entrañas los mismos resentimientos, inseguridades, miedos y rencores que antes del 18F, por lo tanto es muy probable que reaccione de la misma manera.
Pero entre sus ministros saben que recibó un duro golpe político, uno de esos fulminantes actos de fin de ciclo que parecen decir “hasta aquí llegaste”. Luego vendrán los tiempos constitucionales y los procedimientos electorales para producir el cambio. Pero ya está marcado, es indeleble.
La marcha dejó instalado el cambio de época. El final de una etapa, un fin de ciclo. Fue la postal de un pueblo que está dispuesto a cambiar dentro de la democracia, con sus herramientas y con sus dirigentes. Pero cambiar es la demanda. Los funcionarioas se consolaban anoche diciendo que la marcha era de la clase media y que no había sectores bajos, esos que conforman el núcleo duro del kirchnerismo.
Pero el detalle es que siempre los cambios comienzan por la clase media porque es ella la que debe oscilar entre una fuerza o la otra para que las mayorías cambien.
Un triste símbolo de la marcha resultó ser Alex Freyre, el activista homosexual que preside la Comision Nacional de la Memoria de la Diversidad Sexual (y la no diversidad política).
Sus pocas luces le alcanzaron apenas para bromear por Twitter que “en minutos los vomita Dios” cuando estaba por llover. Y se lanzó con “Nestor hace pis” cuando diluviaba. Pobre Freyre, no advirtió que también menoscababa la memoria de Néstor al ponerlo en un lugar humillante y por el cual hasta sus amigos K lo vapulearon.
Pero Freyre tiene escuela: la Doctora se especializa en embarrarse con sus chistes tontos sobre la red. La marcha dejó malparados a los K que habían especulado con la meteorología.
La lluvia les revirtió el panorama, porque entonó a los que se movilizaron. Dejó muchas incógnitas sobre cuánta gente más hubiera podido asistir si no llovía. Transmitió la imagen de la nostalgia de una epopeya popular, impulsada por la fuerza moral de la verdad y por la inmensidad y la solidez en el reclamo.
Caminar por la calle que se formaba al paso de los fiscales entre la muchedumbre que aplaudía y gritaba Jus-Ti-Cia con rostros de mujeres, hombres, adultos, jóvenes, estudiantes, profesionales, pobres, ricos, empresarios, jubilados y trabajadores. Pero todos con gestos curtidos en el sufrimiento. El 18F dejó grabada la imagen de una necesidad de cambio, con una contundencia que la Doctora nunca hubiera querido oir.
Volví a sentir en mi pecho la emoción de ser argentina. Mi mayor dolor era la indiferencia argentina ante la pérdida de la República. Emocionante, memorable el día de ayer.
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desde las 11 am llegaban por Facebook las fotos de los paises con diferencia horaria donde ya eran las 6 pm Alemania Belgica Francia España Holanda Italia Israel Nigeria Marruecos todos con carteles justicia verdad etc no sabemos si en China y Rusia ???
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Un regalo de cumpleaños anticipado del pueblo, en Argentina y en el exterior
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