La Nación, viernes 17 de abril de 2015
En campaña, y junto a una pequeña porción del radicalismo que la respalda, la presidenta Cristina Kirchner exhortó ayer a “levantar las banderas de Yrigoyen y Perón”, admitió que en los años 90 el peronismo levantó las del “neoliberalismo” y señaló como continuador de esas políticas al jefe de gobierno porteño y precandidato presidencial de PRO, Mauricio Macri, a quien acusó de querer “un país atendido por sus dueños”.
También descalificó, aunque sin nombrarlo, al ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, a quien calificó como “el hombre circular”, que “estatizó la deuda, privatizó todo y luego recogió” las ganancias. Lo que omitió recordar fue que a fines d los 90 ella decía que “Cavallo es el cuadro más lúcido” del peronismo y era su aliado político.
En un reducido acto en Parque Norte, de unas 400 personas, la jefa del Estado, que habló “no como Presidenta sino como militante nacional y popular”, se animó a vaticinar:
“Lejos de estar en un fin de ciclo, estamos en el comienzo de un nuevo ciclo político”. Un nuevo giro del eslogan de la “reelección del proyecto”.
“Durante los 90 tuvimos políticas neoliberales y en el peronismo nos tenemos que hacer cargo”, dijo Cristina Kirchner ante la ovación de decenas de militantes radicales enfrentados a la conducción de la UCR que preside el senador mendocino Ernesto Sanz.
En rigor, la Presidenta fue invitada al cierre de la convención nacional del Radicalismo Popular que conduce el ex diputado Leopoldo Moreau, que desde 2004 se distanció del radicalismo y se alineó detrás del kirchnerismo. Conduce el Movimiento Nacional Alfonsinista fundado sobre la base de un desprendimiento del alfonsinismo bonaerense.
En el estrado, junto a Cristina y a Moreau, estaba el diputado Eduardo Santín, que se escindió del bloque parlamentario radical.
Moreau se sumó al kirchnerismo cuando el ex presidente Néstor Kirchner fundó la “transversalidad” junto con gobernadores de la UCR. Moreau había sido candidato presidencial en 2003 y obtuvo el 2,3% de los votos.
El acto de ayer se realizó en el salón principal de Parque Norte, al que redujeron con mamparas para que no quedara demasiado grande para la reducida concurrencia. Del kirchnerismo asistieron el ministro del Interior y Transportes, Florencio Randazzo, el secretario general de la Presidencia, Eduardo De Pedro, y el diputado Andrés Larroque, jefe de La Cámpora.
Moreau leyó el documento de la convención de su corriente. Contenía fuertes críticas a la “oligarquía vernácula” que “acecha a los gobiernos populares” y denostaba al “establishment con intereses antinacionales y antipopulares” y a los “conglomerados mediáticos” para lo cual propuso “un gran frente nacional y popular”. Fue coronado por un estribillo de sus adeptos: “Alerta que camina el antiimperialismo de la mano de Cristina”.
Cuando la Presidenta amagó con hacer una acotación, Moreau la cortó: “Si me vas a contradecir espera a que termine de leer”. Risas generales.
A su turno, Cristina confesó que desde joven adhería a los conceptos “nacional y popular” pero “no democrático” tal vez, dijo, “producto de la propia historia del peronismo” que había sido destituido en 1955. Y se alegró de haber “incorporado el concepto democrático”, pese a su avance sobre otros poderes.
Señaló que “el fin de ciclo fue en la crisis 2001” cuando “reventamos antes que el mundo” y había “comenzado con el golpe militar de 1976”. Celebró que “acaba de ser detenido por lavado de dinero el ex director FMI Rodrígo Rato” y sin nombrarlo descalificó a Cavallo como “el hombre circular” que “estatizó la deuda en los 70, privatizó todo en los 90, y en los 2000 vino a recoger” los resultados de la crisis.
Como continuidad señaló a Macri a quien tampoco nombró. “Estoy harta de los políticos autorreferenciales”, dijo luego de haber contado varias anécdotas personales. Dijo que antes “no estaban en la política” sino en sus empresas y que “ahora sí porque quieren un país atendido por sus propios dueños”.