Máximo Kirchner, el hijo de la Presidenta, debutará como primer candidato a diputado nacional de la lista única del Frente para la Victoria (FPV) de Santa Cruz. Su postulación tiene una fuerte carga simbólica: será el líder natural de decenas de candidatos a legisladores de la agrupación La Cámpora, el kirchnerismo puro, que buscarán custodiar el modelo y condicionar al próximo gobierno.
Según pudo saber LA NACION, Cristina Kirchner pretende obtener una masa crítica de 60 diputados propios para formar una mayoría de incondicionales en el bloque del FPV.
“Para mí, es un orgullo representar a la provincia de Santa Cruz”, dijo anoche Máximo Kirchner en esa provincia, en la que enfrentará una elección complicada, según consignó la agencia oficial Télam.
Además de los efectos políticos, su acceso al Congreso le permitirá a Máximo Kirchner asegurarse fueros parlamentarios e inmunidad ante posibles avances en investigaciones judiciales en las que apareció involucrado.
La causa penal que más preocupa a la Presidenta es la que instruye el juez federal Claudio Bonadio, que investiga a la empresa Hotesur SA, propietaria de varios hoteles en Santa Cruz. Bonadio evalúa citar a indagatoria a Máximo Kirchner, al que investiga por lavado de dinero a través de la ocupación simulada de esos hoteles que pertenecen a varios miembros de la familia presidencial, entre ellos Cristina y su hijo.
Por ahora, el juez Bonadio demoró la citación a indagatoria de Máximo y la eventual asunción de éste como diputado lo dejaría a salvo de condenas. Pese a un recurso del kirchnerismo para apartar de la causa a Bonadio, la Cámara de Casación Penal lo confirmó. Sin embargo, el kirchnerismo podría insistir y la apelación llegaría a la Corte Suprema.
El caso Máximo disparó las decisiones presidenciales más controvertidas de los últimos tiempos. La eventualidad de que el pedido de traslado a Río Gallegos de la causa Hotesur -y los casos Clarin y Pacto con Irán- lleguen al tribunal que preside Ricardo Lorenzetti hizo que Cristina ordenara el golpe contra Carlos Fayt y contra todo la Corte a través de la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados que preside otra camporista Anabel Fernández Sagasti y que la Presidenta usa como herramienta política.
Al no haber podido cubrir una vacante con Roberto Carlés, cuyo pliego fue rechazado en el Senado, la Doctora quiere inutilizar a la Corte y dejarla sin quórum para funcionar. Por ahora, esta embestida no tiene resultados. Fayt no renunció pese a los insistentes pedidos de los jovenes camporistas y del jefe del Gabinete, Aníbal Fernández, que revisten una gravísima intromisión en otro poder del Estado.
Pero también en diciembre último el caso Maximo llevó a Cristina a descabezar la ex SIDE. En octubre y noviembre había surgido la versión de que Bonadío estaba a punto de citarlo a su hijo para ser indagado: era entonces inminente el procesamiento. La Presidenta, luego de varios fracasos para controlar la Justicia, entrevió que desde la ex SIDE se acorralaba a toda la familia presidencial agitando las causas en su contra.
La sospecha fue entonces que el entonces director de Operaciones, Antonio “Jaime” Stiuso, era el artífice de ese arrinconamiento a través de sus operadores en la Justicia, el estudio de Diego Pirota y Darío Richarte, de fiscales y de jueces amigos. En esa época Bonadío recibió duras amenazas.
Coincidentemente, a mediados de diciembre la Presidenta dispuso el descabezamiento de la ex SIDE. Relevó al entonces secretario de Inteligencia, Héctor Icauriaga, a su número dos, Francisco Larcher, y al propio Stiuso, que era el verdadero blanco de la purga. A partir de allí quedó al descubierto la guerra de espías.
La Presidenta puso el pie en el acelerador en enero habilitando a la procuradora Alejandra Gils Carbó a nombrar infinidad de fiscales amigos y a remover a los que no lo eran. La guerra de fiscales y de espías determinó que el entonces fiscal Alberto Nisman, del caso AMIA, se sintiera desprotegido y acelerara su denuncia contra la Presidenta por encubrimiento a Irán en el atentado de 1994. Luego de ello la historia es conocida.
La novedad de Máximo encierra todos esos enigmas. La otra novedad saliente consistió en que hasta anoche la jefa del Estado no se presentó para ningún cargo electivo, pese a que evaluó su postulación como diputada del Mercosur. En el futuro podría buscar un espacio en un organismo internacional.
Máximo Kirchner tuvo creciente protagonismo en la estrategia electoral del FPV de los últimos días. Con su amigo y referente de La Cámpora Eduardo “Wado” de Pedro, secretario general de la Presidencia, convencieron a Cristina Kirchner de respaldar finalmente al gobernador bonaerense, Daniel Scioli, como único candidato presidencial del FPV.
A cambio de ello, Scioli debía nombrar al restante miembro de la “mesa chica” de Olivos, Carlos Zannini, secretario legal y técnico, como su candidato a vicepresidente. El propio De Pedro llamó a sus interlocutores del sciolismo y les sugirió que Scioli debía pedirle a Cristina que Zannini fuera su vice. Ella lo iba a acpetar. Ello ocurrió el martes 16 de junio. De ese modo desplazaron al hasta entonces otro precandidato presidencial, Florencio Randazzo, que era hasta allí respaldado por el propio Zannini. Randazzo se sintió humillado y renunció a todas las candidaturas. Y podría irse del Ministerio del Interior y Transportes si no recompone su situación con Cristina y con La Cámpora.
De 38 años, Máximo, el líder indiscutido de La Campora, encabezará la única lista de diputados del FPV santacruceño. Ello se confirmó tras una negociación con el gobernador de Santa Cruz, Daniel Peralta, que pretendía postular al diputado provincial Martín Paiva para que compitiera contra Máximo en las primarias del 9 de agosto próximo.
Cristina Kirchner sepultó esa disputa por temor a una derrota y Zannini llamó a Peralta para fusionar las listas. “No podés competir contra Mäximo”, le dijo Zannini a Peralta. En esa provincia rige la ley de lemas. Peralta se postularía como candidato a gobernador y posiblemente enfrentaría dentro del FPV a la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, tía de Máximo y hermana del fallecido ex presidente Néstor Kirchner. Los dos deberán enfrentar a Eduardo Costa, el popular candidato del frente Cambiemos y esposo de la diputada Mariana Zuvic, que investiga los negocios de los Kirchner en la provincia, entre ellos Hotesur y la ruta del dinero K.
Así las cosas, Máximo será el líder natural de decenas de camporistas candidatos a diputados y senadores en todo el país. Por caso, De Pedro liderará la lista en provincia de Buenos Aires junto con los camporistas Mayra Mendoza, Horacio Pietragalla y Rodrigo “Rodra” Rodríguez.
También en Capital Federal, irán Axel Kicillof y Andrés Larroque, jefe formal de La Cámpora. En Mendoza, estarán Anabel Fernández Sagasti y Guillermo Carmona; en La Pampa, María Luz Alonso; en Santa Fe, Marcos Cleri, y en Chubut, Santiago Igón. Si Scioli gana las presidenciales del 25 de octubre próximo, De Pedro presidiría la Cámara de Diputados y Zannini, el Senado. Sería el reaseguro del un férreo control parlamentario al futuro gobierno.
El oficialismo también fortaleció las nóminas del Congreso con funcionarios importantes, como Julio De Vido y Nilda Garré, y gobernadores que finalizan su mandato, como el sanjuanino José Luis Gioja, el misionero Maurice Closs y el tucumano José Alperovich. Lo mismo ocurrió en la lista del Parlasur, con figuras como Jorge Taiana, Agustín Rossi y Daniel Filmus