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Cristina recibe a Scioli para cerrar filas y calmar la interna kirchnerista

LA NACIÓN, miércoles 28 de octubre de 2015

En medio del clima de ruptura que se respira en el Gobierno por el resultado electoral del domingo último, la presidenta Cristina Kirchner regresó anoche de Río Gallegos y recibirá hoy en Olivos al candidato presidencial del Frente para la Victoria (FPV), Daniel Scioli, para disipar los rumores en el oficialismo de que ella, la agrupación La Cámpora, algunos intendentes y ministros le quitarían apoyo al gobernador bonaerense en el ballottage del 22 de noviembre.

Además, la primera mandataria convocó para mañana a un acto oficial de anuncios de gobierno en la Casa Rosada, al cual invitó a la militancia de La Cámpora para arengarla en los patios internos. Tanto el kirchnerismo como el peronismo esperan ese discurso.

Luego de un silencio de cinco días, Cristina podría fijar allí su postura respecto de las elecciones presidenciales en las que Scioli triunfó por apenas dos puntos (36 a 34% de los votos) y quedó debilitado para una segunda vuelta.

Según pudo saber LA NACION, algunos ministros de la Casa Rosada, entre ellos el jefe del Gabinete, Aníbal Fernández, amenazan con “no trabajar” para el triunfo de Scioli en noviembre. Fernández es el gran derrotado por haber perdido la gobernación bonaerense frente a María Eugenia Vidal, de Cambiemos.

Las versiones de quite de colaboración incluyeron al ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, y a algunos gobernadores e intendentes del conurbano. “Muchos van a dejar a Scioli en soledad. El desánimo, los pases de facturas y la bronca es fuerte”, dicen en Balcarce 50.

“Varios ministros, intendentes y gobernadores que ganaron o perdieron en sus pueblos ya resolvieron su futuro y se quedaron sin caja y sin fierros”, señaló un allegado a uno de ellos a LA NACION.

Frente a estas versiones, y ante rumores de que Scioli iba a plantear en su campaña hacia el ballottage más autonomía respecto de la Presidenta, el propio gobernador pidió la reunión con Cristina Kirchner para cerrar filas y desmentir cualquier toma de distancia de ella y de su modelo.

En un diálogo tenso, el primero luego de las elecciones, la Presidenta aceptó recibirlo hoy en Olivos aunque la reunión, hasta anoche, no era oficial ni tenía horario confirmado.

Los sciolistas negaban que les hubieran ofrecido cargos a los aliados massistas José Manuel de la Sota y Roberto Lavagna. Sin embargo, desde el massismo ratificaban esos sondeos informales, e incluso revelaron otros provenientes del entorno presidencial. Pero en cada caso aseguraban que Massa los rechazó y que se acercará al candidato presidencial de Cambiemos, Mauricio Macri.

Para agregar tensión en el oficialismo, Aníbal Fernández, que había denunciado anteayer “traiciones y fuego amigo” del propio FPV para provocar su derrota, anunció ayer, enigmático: “Por ahí mañana (por hoy) digo algunas cositas más para que todo estemos en su lugar”. Y agregó: “Por alguna razón no querían que yo llegara a la provincia de Buenos Aires; a quién le quitaba yo negocios sería bueno saberlo”.

Según pudo saber LA NACION, Fernández deslizó anteanoche en una mesa íntima que en diciembre próximo daría un paso al costado de la política en forma definitiva, que no quiere formar parte de ningún proyecto y que “no jugará” en el ballottage en forma activa.

Desde el sciolismo y cerca del peronismo histórico había preocupación por el protagonismo excesivo de Fernández y rogaban para que Scioli o la Presidenta lo llamen a silencio. “Que se calle, Aníbal perdió por su imagen negativa y arrastró la boleta de Scioli”, decían muy cerca del gobernador.

Aníbal se siente traicionado por Scioli y por el ministro de Justicia bonaerense, Ricardo Casal, a los que acusa de la difusión de una denuncia periodística en su contra que lo vinculaba al tráfico de efedrina y al triple crimen de General Rodríguez de 2008. Les imputa que con ella buscaron favorecer a Julián Domínguez, que disputaba contra él la interna por la candidatura a gobernador del FPV.

De todos modos, Fernández buscó mostrar reconocimiento a Scioli al decir que “tiene todas las posibilidades de ganar” en la segunda vuelta.

El malestar de Cristina Kirchner es con Scioli, por haber mostrado un perfil diferente respecto del modelo económico y amenazar ahora con tomar mayor distancia del kirchnerismo. Pero el enojo es también con Aníbal Fernández, a quien le recriminó en la noche del domingo haberle mentido en los números de las encuestas, según trascendió.

 

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