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La campaña del FpV volvió a quedar expuesta por el desmadre interno

LA NACIÓN, jueves 5 de noviembre de 2015

La campaña del miedo provocó un desmadre por el “fuego amigo” en el kirchnerismo. El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, atacó ayer al presidente del Banco Provincia, Gustavo Marangoni, mano derecha del candidato presidencial del Frente para la Victoria (FPV), Daniel Scioli. Y el propio gobernador bonaerense y su esposa, Karina Rabolini, criticaron varios aspectos del gobierno de Cristina Kirchner.

Por la tarde, la Presidenta hizo designar en el Congreso a dos auditores de La Cámpora en la Auditoría General de la Nación (AGN), cargos que en teoría debería haber acordado con Scioli si ella aspira a que éste gane el ballottage del 22 de noviembre y se convierta en su sucesor. Ello cayó muy mal en el sciolismo porque se interpretó como un mensaje de derrota (ver página 14).

“La campaña es un desmadre. No hay un bando contra otro. Es todos contra todos”, dijo a LA NACION un hombre del oficialismo que milita con Scioli.

Bien temprano, Aníbal Fernández cuestionó a Marangoni porque había aclarado supuestas definiciones comprometidas de Carlos Melconian, economista cercano a Mauricio Macri, el candidato presidencial de Cambiemos.

“Me llama la atención lo de Marangoni, tiene desesperación por parecerse a Melconian, no lo entiendo”, le asestó Fernández.

Carlos Melconian y Gustavo Marangoni

Cerca de Marangoni deslizaron a LA NACION que le bajará el precio a la polémica. Marangoni y Melconian habían debatido anteayer en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires durante una jornada de la revista Bank Magazine. Horas después el oficialismo y el propio Scioli le atribuyeron a Melconian haber dicho que “ya no se pueden subir salarios y jubilaciones”.

Pero la frase textual de Melconian fue: “El Gobierno se fumó las reservas, los fondos de pensión, las vacas y el trigo. Y ahora no se puede más subir los sueldos por no sé cuánto y las jubilaciones arriba de esto, y ahora no se puede más el desendeudamiento, y ahora no se puede más la inflación, y lo que no pueden decir es que se han fumado todo lo fumable”.

Marangoni aclaró anteanoche por Twitter: “Nobleza obliga, jamás se refirió a salarios y jubilaciones de la forma que algunos le adjudican”. Un allegado explicó que “Marangoni tuvo la actitud de caballero de aclarar un malentendido. Aníbal es Aníbal”. Pero en el sciolismo puro insistieron ayer: “Lo importante es que el macrismo no va a subir salarios ni jubilaciones. Lo demás es color”.

El propio Scioli, jefe de Marangoni, había usado anteayer la frase de Melconian. En un encuentro con dirigentes sindicales, el candidato del FPV dijo: “Si ahora que están en campaña dicen esto, imaginemos lo que van a hacer después”. Horas después Marangoni corregía a Scioli.

El moderador del debate, el periodista Pablo Wende, aclaró que “Melconian dijo que este gobierno no podía seguir subiendo los salarios porque no quedaban recursos ni reservas”.

De ese modo, se reanudó un conflicto interno en el FPV. El día anterior, Scioli había desautorizado a su ministra de Economía, Silvina Batakis, que denunció que la gobernadora electa de Cambiemos, María Eugenia Vidal, desactivaría el programa Envión, para jóvenes desocupados. Luego, Aníbal Fernández respaldó a Batakis y desmintió a Scioli, que dijo que Batakis “compró pescado podrido”.

Además, el director del Bapro, José Pampuro, había descalificado al ministro de Salud, Daniel Gollán, por aseverar que Macri iba a interrumpir los tratamientos oncológicos.

Las contradicciones se agudizaron ayer. El gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, criticó la campaña oficial y dijo que

“es absurdo plantear qué pasó con la Alianza hace 20 años”, y agregó que la ofensiva contra Macri “es de bajo nivel”.

En la Casa Rosada se sorprendieron porque es el mismo Scioli quien siempre compara a Macri con la Alianza de 2001. “Se supone que Urtubey es vocero de Scioli”, decían.

Por otra parte, Scioli se diferenció de Cristina Kirchner y dijo que su gobierno “en algunas cosas no cumplió con las expectativas”, al tiempo que prometió:

“No voy a negar ni la inflación ni la pobreza, a los indicadores tenemos que profesionalizarlos cada vez más”, en referencia al cuestionado Indec.

También su esposa, Karina Rabolini, marcó distancia de la Presidenta. “No creo que Daniel haga cadenas nacionales, sino conferencias de prensa”. Y aseguró que Scioli “tiene otro estilo”.

Los nombramientos de Julián Álvarez y a Juan Forlón como auditores en la AGN cayeron muy mal en el sciolismo. “Esto perjudica a Scioli porque el mensaje es que perdemos el ballottage y el gobierno en retirada se quiere quedar con los cargos y sálvese quien pueda”, confió a LA NACION un hombre muy influyente en el oficialismo. Un vocero de Scioli dijo que él revisaría esos cargos y los acordará con la oposición.