La muerte de cinco de nuestros pibes en un boliche nos debe obligar a revisar postulados falsos que repetimos como loros. Muchos ignorantes, útiles al narcotráfico, sostienen que usar drogas es un acto privado, de la intimidad de las personas, y que por lo tanto no debe ser juzgado y menos penado. Es la mentira más funcional al narcotráfico y a la destrucción de las personas mediante ese veneno horroroso.
Un padre que consume estupefacientes puede dañar a su familia mediante la violencia o el propio deterioro de su salud, disminuyendo su capacidad de mantener a los hijos. Genera además un ejemplo pésimo para esos chicos y hasta puede desencadenar violencia de genero, sea por la pérdida de sus frenos inhibitorios en el momento del consumo o por la degradación mental de ese padre o esa madre.
Un automovilista que consume drogas es una bomba sin espoleta en la calle. Sus reacciones pueden ser temerarias y pierde todas las nociones de distancia, velocidad y control de su vehículo. Pone en riesgo la vida de terceros, de su familia, de amigos y la suya propia. Por lo tanto, si el alcohol está prohibido y el uso de cinturón de seguridad es obligatorio, más aún debería ser penado el uso de drogas. Es de alta peligrosidad.
Una persona que consume narcóticos es un factor de contagio a sus amigos y personas que se relacionan con ella. Si además, ese individuo comete delitos y se expone a enfrentamientos armados pierde toda dimensión de la vida y ya no le importa la suya ni la ajena. Además, los que usan drogas cometen el delito de comprar sustancias ilegales, producto de un negocio que genera más y más muertes, corrupción y lavado de dinero.
Conforman redes delictivas y mafiosas que se entremezclan con la política y causan decisiones de gobierno distorsionadas y perjudiciales para los ciudadanos. Adulteran el financiamiento de la política y van construyendo el narcoestado que nos hunde.
Por todo ello el consumo no es inocuo, no es un acto privado, sino que configura un daño social real y comprobable. Por lo tanto, la sociedad debería condenar sin medias tintas y establecer sanciones penales efectivas.
Los organismos de inteligencia criminal deben infiltrarse y detectar las organizaciones, las fuerzas de seguridad deben encontrarlos y generar las pruebas para llevarlos a la Justicia y los jueces deben condenar. Luego se podrían discutir los grados de responsabilidad. Sostener que la despenalización terminaría con las mafias y el delito es una falsedad que no se sostiene un minuto más.
Si fuera cierto, podríamos despenalizar la trata de personas para eliminar los prostíbulos, el robo de de autos para terminar con los desarmaderos, los asaltos a bancos para terminar con el lavado de dinero, el uso de billetes falsos para terminar con los falsificadores, o podríamos dar rienda suelta al asesinato para que de ese modo dejen de existir los asesinos. Es todo un contrasentido absurdo.
El derecho penal se funda en que la pena disuade al delincuente, en tanto que la impunidad lo alienta y lo invita a seguir delinquiendo porque le quita el riesgo al negocio. La despenalización daría luz verde a todos para consumir sin preocuparse, destruiría al cuerpo social, y le consagraría el negocio a los que invitan a los chicos a suicidarse en un boliche.
Felicitaciones al autor de la nota . Estoy totalmente de acuerdo con su contenido . Se debe terminar con la mentira de la droga social . Debemos impedir con todas nuestras fuerzas que sigan envenando a nuestros hijos . La droga envenena a nuestra sociedad . Hay que erradicarla de cualquier manera , aún desatando una guerra .
Atentos saludos , Pedro Spinelli .
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