Se preguntarán por qué Cristina Kirchner designó al ex gobernador de Santiago del Estero como presidente provisional del Senado. En primer lugar, tenía que reemplazar a Beatriz Rojkes de Alperovich, porque la familia gobernante en Tucumán estaba acorralada por el caso del asesinato de Paulina Lebbos, donde está sospechado un hijo del gobernador José Alperovich. El escándalo amenazaba con salpicar a la Casa Rosada.
En segundo lugar, la Presidenta buscó enviar un mensaje al peronismo: los senadores del PJ nunca lo quisieron a Amado Boudou. Ella sospecha que algunos incluso, pudieron conspirar contra su pollo. Por lo tanto nombró en la línea sucesoria a un radical, no a un peronista. Varios peronistas ya se probaban el traje: Miguel Pichetto y Aníbal Fernández, entre otros. La elección de Zamora fue un mensaje contra ellos y contra el peronismo del interior. Es capaz de jugar con un caudillo radical, pese al antecedente de la experiencia de Julio Cobos, para no dejarse envolver por el PJ y en represalia por no haber defendido a Boudou.
En tercer lugar, Cristina sospecha que cualquier peronista que subiera a ese sillón -conoce a sus compañeros- se pondría tarde o temprano a conspirar contra el vice y más adelante, quizás, contra ella. Cristina tiene presente el ascenso de Ramón Puerta a la presidencia provisional del Senado cuando Fernando de la Rúa estaba en su caída en tirabuzón. A todas luces, la Doctora no quería darles cabida a los peronistas en la línea de la sucesión presidencial.