En el avión que transportó al vicepresidente Amado Boudou y al gabinete de la presidenta Cristina Kirchner había cierta tensión y un clima mundialista. La premisa del comandante era salir con puntualidad y regresar temprano: elacto por el Día de la Independencia debía ser breve y austero, sin mucha gente y sin cadena nacional. La jefa del Estado apostó a que todo quedara rápidamente en el olvido. No quería distraer la atención de la gente en un día en que el foco de atención estaba en el partido que la selección argentina jugaría contra su par de Holanda por las semifinales de la Copa Mundial de Brasil. Sin embargo, Cristina Kirchner quería enviar el mensaje hacia fuera y hacia dentro del peronismo deque no iba a esconder a Boudou, pese a su procesamiento. “Tampoco pretendía un fuerte protagonismo del vicepresidente”, confiaron a LA NACION altas fuentes oficiales. La excusa del Mundial era perfecta para minimizar el impacto negativo que supone que un vicepresidente acusado de cohecho y tráfico de influencias presidiera el acto por el Día de la Independencia. “El Mundial desdramatizó la presencia de Boudou en Tucumán. La gente ayer pensaba en otra cosa. Le quitó visibilidad”, dijo un ministro que viajó en el avión de Austral afectado a transportar funcionarios. El posterior triunfo de la selección de Alejandro Sabella, por penales, llevó alivio al Gobierno. Esa noticia disimularía la fría presencia en Tucumán de Boudou. Según pudo saber LA NACION, Boudou conversó con todos los ministros y secretarios en el avión. Había un clima cordial, nadie se animó a recriminarlo en privado (presienten el apoyo de la Presidenta), pero tampoco hubo calidez hacia el vice.Los funcionarios o legisladores con aspiraciones para 2015 eran los más reacios a acompañar al vicepresidente en su discurso y a aplaudirlo. “De los gobernadores, nadie quería ir -de hecho casi ninguno fue- y a los ministros hubo que convencerlos”, señaló un funcionario. Los viajeros de ayer que son candidatos presidenciales son Florencio Randazzo, ministro de Interior y Transportes; Agustín Rossi, de Defensa, y el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez. Parecían los más incómodos con participar de la foto con Boudou. Las prevenciones aumentarán conforme avancen otras causas judiciales que afectan a Boudou por presunto enriquecimiento ilícito y la compra de un auto con papeles falsos. “Ya cuando reemplazó a la Presidenta en su operación de cerebro, Boudou no tuvo casi agenda propia. Seguramente cuando ella viaje a Brasil, la semana próxima, se intentará también minimizarlo”, señaló otra fuente. Un ministro señaló que Boudou reemplazará a Cristina cuando ésta viaje el martes a la Cumbre del Brics (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica). Hasta ahora, el viaje está confirmado, aunque sujeto a cómo evolucione su cuadro de faringolaringitis aguda. Cristina no quiere darle licencia a su vicepresidente. Tampoco lo quiere reemplazar en el traspaso del mando porque sería admitir su debilidad. “En el avión, el monotema era el Mundial. El comandante y todos activaron todo para salir rápido, apuraban a todos los pasajeros, para estar puntuales y volver temprano para ver el partido de la Argentina”, dijo un alto funcionario. Despegó a las 9 en punto, llegó a las 11 a Tucumán; regresó pasadas las 13 y arribó a las 15 a la Capital, dos horas antes del match. “Fue un episodio de la previa del Mundial”, describió un pasajero. Boudou tenía orden de Olivos de hacer un discurso relámpago y liquidar el trámite. Viajó en los asientos de primera clase, junto con Randazzo; el jefe del Gabinete, Jorge Capitanich, y el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, entre otros. Más atrás iban ministros y funcionarios de segunda línea a los cuales Boudou saludó durante el viaje en un recorrido por el pasillo de la aeronave. Ahora, la gran apuesta de Cristina para ganar terreno político serán las visitas de los presidentes de Rusia y de China. “Esos dos jefes de Estados equivalen a un [Barack] Obama. A falta de Obama, compensamos con ellos”, bromeó anoche un ministro. Ante el acorralamiento de la política interna, las causas de Boudou y los fondos buitre, la Presidenta apostará a tomar oxígeno con la política exterior. Además, luego del triunfo de la selección ayer, y si la selección gana el título mundial el domingo, intentará recuperar protagonismo y mejorar el humor social abatido por la recesión económica.. Mira otras notas de Mariano Obarrio en La Nación.