El ex vicepresidente Julio Cobos le propinó al populismo antidemocrático un golpe furibundo en julio de 2008 cuando emitió su voto “no positivo” y frenó las retenciones móviles a la soja. Eso le valió su ruptura con Cristina Kirchner, que nunca se lo perdonó. En estas horas, con sus dudas acerca de la unidad entre PRO y UNEN, el precandidato presidencial del radicalismo mejor posicionado puede terminar favoreciendo la continuidad de los muchachos de La Cámpora en el Estado, su botín más preciado. Así, sus vacilaciones también son “no positivas”.
El ex gobernador de Mendoza pidió convocar a una convención radical para que defina si adherir a un gran frente para asegurar una victoria frente al gobierno de los Kirchner. Todos sabemos que las convenciones de la UCR y los consejos del PJ están operados por las “orgas” y las “roscas” de esos partidos, es decir los profesionales de la política.
Un dilema como ése -patria o populismo- es demasiado estratégico como para ponerlo en manos de las intrigas de las líneas internas que encabezan, por ejemplo, Raúl Alfonsín, Gerardo Morales o Enrique “Coti” Nosiglia. Cobos dice que la alianza de la UCR con el PRO va a generar divisiones internas en el radicalismo. ¿No fue Cobos quien se adhirió a Cristina en 2007 y generó una división y derrota fulminantes para su partido?
El radicalismo llegó a expulsarlo de sus filas y luego lo perdonó porque es una de las figuras más convocantes. Pero el virus de la división en la UCR lo inoculó él, entre otros radicales K, como Gerardo Zamora y Miguel Saiz.
Por otra parte, divisiones en su partido hay desde ahora mismo. Es un hecho que Oscar Aguad está con Macri porque éste gana por por lejos en las encuestas cordobesas y que muchos radicales provinciales quieren a Macri de aliado y que otros cierran filas con Sergio Massa. O sea: la UCR sola en UNEN se dividirá. Quizás una alianza con el PRO de Macri podría forzar a una unificación de los caudillos detrás de una candidatura ganadora a nivel nacional, sea esta Macri, Sanz, Cobos o Carrió. Es decir, se les fijaría un rumbo.
Quizás más representativa que una convención -y mucho menos conflictiva (y aburrida)- sería un conjunto de encuestas de las mejores encuestadoras sobre la opinión de la gente de a pie acerca de conformar un gran frente de partidos que acuerde como políticas de Estado los diez o veinte objetivos estratégicos para salir del populismo antidemocrático hacia una república con instituciones.
Las roscas partidarias muchas veces tienen objetivos contradictorios o enfrentados a los de la gente de a pie.
El ex vicepresidente puede especular, lícitamente, con que él podría ganar una primaria dentro de UNEN a Sanz, Carrió y Binner, y luego ir a la general con un triunfo y un paquete de votos que le confiera expectativas serias.
Lo que Cobos parece no contemplar es que con una oferta opositora fragmentada el resultado de las primarias mostrará un efecto psicológico en el imaginario colectivo de extrema debilidad del conjunto de la oposición. Algo así ocurrió en 2011: todos fueron por separado y luego en la general bajaron su caudal, menos Binner que lo elevó apenas algunos puntitos. El voto mayoritario se inclinó por la única candidata que exudaba poder: la Doctora.
Entrará a jugar en la general de octubre el voto exitista, es decir el voto útil, aquel que se vuelca por el que “puede” ganar. El voto “a ganador” y fatalista que parece decir “voto a éste porque no hay con qué darle”,,,
Si le toca perder una primaria contra Mauricio Macri, y quiere evitarlo, entonces debería saber que de todos modos aunque le gane a Sanz y a Binner su primaria de UNEN, difícilmente le gane a Macri una general.¿Si no le gana en las primarias, por qué habría de vencerlo en octubre? ¿Solo por sumar el voto de Binner y de Sanz? Parece poco. Para ese entonces el votante del “voto útil” opositor habría visto en Macri el mejor posicionado para el triunfo.
En cambio, Cobos tiene mucho para ganar en una primaria con Macri. El mendocino podría captar el “voto útil” del radicalismo unificado: negociar con todos los gobernadores, intendentes y caudillos radicales provinciales y convertirse en el “único” contrincante radical de Macri y entonces hasta pelear votos del socialista Binner.Por qué no pensar en un batacazo, aunque hoy no esté previsto en las encuestas.
Y aún así, si le toca perder, puede formar parte de un futuro gobierno de concertación en el que negociaría el control sobre algunos de los temas de su interés: la justicia, la economía o la educación, por ejemplo.
El dilema es: ¿Es más negocio ser cabeza de una alianza potencialmente perdedora o es mejor ser parte de una concertación ganadora para influir en varias políticas del futuro?
Ese gobierno por venir necesitará de miles de funcionarios diversos, apoyos fuertes en el interior y en los bloques legislativos con lo que el radicalismo, el socialismo y UNEN en general tendrían mucho protagonismo para negociar. Mucho para conversar. Los bloques parlamentarios deberán unificarse y todos necesitarán de todos para imponer el número ante un PJ eventualmente en el papel opositor en el caso en que ganen.
Por otro lado los “perdedores” de hoy deberían preparar la alternativa para 2019.
Nada nuevo bajo el sol. El diálogo entre todos esos partidos de oposición es hoy la moneda corriente en el parlamento, entre todos esos bloques, y frente a las estrategias avasallantes del kirchnerismo. Hoy votan en conjunto en la mayoría de los temas legislativos que propone la Casa Rosada. La gimnasia integradora parlamentaria es un camino ya recorrido y sólo falta hacerlo parte de una coalición gobernante.
El política no siempre se gana ganando: no siempre hay que “ir por todo”. A veces se puede ganar perdiendo una elección -porque la que elije es la gente-, pero ganando el derecho a proponer e influir sobre medidas de gobierno estratégicas. En realidad, esa es la política con mayúsculas que se merece la Argentina. Las dudas para construir una unidad virtuosa, en donde todos ganen, equivale a un “voto no positivo”.
Escuchá a Mariano Obarrio los sábados de 9 a 11 en “Unas Cuantas Verdades” por Radio El Mundo AM1070
Por favor este artículo le debe llegar a Cobos y si es posible conversarlo con el
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Excelente. Describió lo que pienso. Ojalá se cobos haga un “mea culpa”, y reconozca por un lado, que eligió mal a la hora de aceptar ser vicepresidente de Cristina, y por el otro, que no va a ganar una elección nacional, pero que como referente de un frente ganador, puede aportar mucho.
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