LA NACIÓN, lunes 2 de marzo de 2015
El último discurso de Cristina Kirchner ante la Asamblea Legislativa inauguró la campaña electoral y apeló a recrear y exacerbar el sentimiento estatista, nacional y popular de su electorado y de los sectores desencantados del kirchnerismo que están evaluando la posibilidad de migrar hacia otras opciones electorales opositoras en las primarias del 9 de agosto y en las elecciones presidenciales del 25 de octubre próximo.
Ése fue el objetivo político al anunciar la recuperación del Estado de la administración de los ferrocarriles y la creación de la empresa estatal Ferrocarriles Argentinos, que apeló a recrear el recuerdo y la nostalgia peronista, al punto de que rescató la figura de Juan Domingo Perón.
También a eso apuntaron la presentación de varias medidas industrialistas y la definición política de que dejará en diciembre “un país cómodo para la gente e incómodo para los dirigentes”. En ese contexto dejó para los próximos tiempos los anuncios de fortalecimiento de planes sociales y de financiamiento al consumo y a la vivienda: la campaña electoral es larga.
Todos sus anuncios económicos y sus definiciones políticas apuntaron a sentar las bases del año electoral para que un candidato del Frente para la Victoria, Daniel Scioli o Florencio Randazzo, sobre el cual ella todavía no se definió, pueda ganar las elecciones.
Según admitían ayer a LA NACION en la Casa Rosada, la estatización de los ferrocarriles le dará a Randazzo una fortísima plataforma de campaña hasta las PASO del 9 de agosto próximo porque administrará una interesante caja de recursos y porque multiplicará su agenda de anuncios proselitistas apalancados en la gestión.
Esa estatización incluso podría darle más sentido a una posible división del Ministerio del Interior y Transporte: Randazzo quedaría con Transporte y el Ministerio del Interior podría recaer en algún dirigente kirchnerista para relevar a Randazzo de la incompatibilidad manifiesta de ser candidato presidencial y organizar los comicios o administrar los recursos de los partidos.
“Esta nueva estatización de los trenes es un nuevo capítulo en la agenda de conquistas como la nacionalización de YPF, de Aerolíneas Argentinas y de las AFJP. Apunta a apelar al sentimiento nacional justo en el momento previo de las elecciones”, dijo a LA NACION una fuente de directa vinculación con Randazzo. Ferrocarriles Argentinos despierta la nostalgia del primer peronismo.
Quedó al descubierto esa jugada cuando Cristina chicaneó durante el discurso al jefe del gobierno porteño, Mauricio Macri, que en estos días había reivindicado las banderas peronistas -aunque no las prácticas de los últimos 25 años del PJ-. Y lo desafió a que los diputados de Pro respalden el proyecto de ley de nueva creación de la empresa Ferrocarriles Argentinos que ella enviará al Congreso.
La Presidenta no se privó de avisarle irónicamente a Macri que Perón había fundado Ferrocarriles Argentinos y que por lo tanto los macristas deberían aprobarlo. Y dijo que no la movía un afán “estatizador”, pero luego se preguntó si él avalaba la “estatización” de los trenes. Cristina quiere recuperar para su electorado perdido en las filas de Sergio Massa o de Macri la mística de la fiesta peronista.
También a eso apuntó con medidas para favorecer a la industria y anunció proyectos de ley para defender las patentes y modelos, el pagaré bursátil para agilizar el financiamiento de las empresas y nuevos parques industriales.
Incluso, pretendió incluir en la agenda los acuerdos con China. Los defendió con ejemplos de otros países que negocian con el gigante asiático. Maltrató de “estúpidos” a quienes no los aprueban sin explicar qué países firmaron convenios que le entregan a China la posibilidad de adjudicarse obras y proyectos sin licitación, con personal chino y con convenios secretos y poco transparentes.
Para sus necesidades electorales debe hablarle a la clase media. Pero ayer se jactó de que las mujeres de esos sectores “les gusta la pilcha” y usan el plan Ahora 12 y los precios cuidados para defenderse de la inflación, que, según opinó, está en “desaceleración de precios”. No habló de la inseguridad ni de la indigencia que se ve en las calles.
También atacó a los enemigos de siempre: los fondos buitre y los jueces, a quienes culpó de independizarse de la Constitución y la ley. Incorporó a la Corte Suprema a su batalla contra el “Partido Judicial” y desafió abiertamente a su presidente, Ricardo Lorenzetti, por la falta de esclarecimiento de la Corte del atentado contra la embajada de Israel.
ELOGIO DE UN TUIT QUE RESULTÓ CRÍTICO
Cristina Kirchner comenzó su discurso en el Congreso con la cita de un tuit del periodista Joseph Cotterill, del Financial Times. “Lo hicieron. Finalmente lo hicieron. Los bonos reestructurados a 2033 de la Argentina cotizan por encima de la par”, escribió por Twitter el periodista.
La Presidenta vinculó el mensaje con una serie de logros económicos del Gobierno e hizo particular énfasis en el desendeudamiento. En ese contexto, el tuit de Cotterill fue interpretado como elogioso por la jefa del Estado.
Pero, en medio del discurso en la Asamblea Legislativa, se revirtió el sentido del tuit, al explicar el propio periodista el tono crítico de su mensaje a la administración kirchnerista. “Gracias por la mención en su discurso . Temo que el precio esté subiendo debido a que le queda menos tiempo en el cargo”, marcó el periodista en un nuevo tuit.
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