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Preocupación en el Gobierno por la nueva autopsia

Los resultados de la autopsia que presentó la jueza federal Sandra Arroyo Salgado sobre la muerte del fiscal de la AMIA Alberto Nisman sembró preocupación en el corazón del gobierno de Cristina Kirchner: resultó una mala noticia para los intereses políticos del oficialismo. Se interpretó que el peritaje será un punto de inflexión en la investigación y aumentará el malhumor social sobre la Casa Rosada.

Según confiaron a LA NACION altas fuentes oficiales, la jefa del Estado y sus funcionarios todavía mantenían hasta ayer una secreta esperanza de que se afirmara la hipótesis del suicidio. Era más funcional al relato de un Nisman abatido, abandonado y desesperado por la supuesta “inconsistencia” de su denuncia contra Cristina por encubrimiento a Irán.

De hecho, ésa fue la hipótesis de la primera mandataria el día después de la sospechosa muerte, el 19 de enero. Y la que hasta hace pocos días sostuvo su jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.

El único dato que rescataron altos funcionarios fue que la Presidenta se despegó a tiempo de la tesis del suicidio -tres días después del hecho- y la reemplazó por la del homicidio instigado por espías enemistados con el Gobierno, léase Antonio “Jaime” Stiuso, ex director de Operaciones de la ex SIDE.

“No hemos estudiado bien la autopsia, pero no es bueno el resultado para nosotros”, dijo a LA NACION un funcionario kirchnerista con rango de ministro. “Lo bueno es que Cristina estuvo astuta cuando cambió la hipótesis del suicidio por la del homicidio en esos días. Habrá que ver cómo sigue?”, completó, desconcertado. Ese cambio de discurso, que quedó escrito por esos días en sus cartas en su cuenta de Facebook, obedeció a que las encuestas indicaban que la opinión pública se había inclinado mayoritariamente por la hipótesis del homicidio.

La preocupación del Gobierno consiste en que con el nuevo estudio será difícil evitar un giro en la causa. Y no es buena para Olivos la certeza pública de que un fiscal de la Nación pueda haber sido asesinado justo un día antes de que iba a dar pruebas ante el Congreso del supuesto delito de encubrimiento que les imputaba a la Presidenta y a varios de sus funcionarios.

Es lo que ayer dijo Arroyo Salgado. “El suicidio y el accidente quedan descartados. Nisman fue víctima de un homicidio”, aseguró. Según ese estudio que presentó, el cuerpo fue movido, no hubo espasmo cadavérico, sino agonía, y se descartó que estuviera alcoholizado.

Sobre este punto, el Gobierno debió reacomodar piezas. El Ministerio de Justicia, que dirige Julio Alak, informó que “fue relevado el director de Infojus, Cristian Alarcón, por el error cometido” con la información que ese portal publicó sobre la graduación alcohólica en la sangre de Nisman. En rigor, ayer se confirmó que Nisman sólo tenía una “ínfima” medida de alcohol en el estómago.

Todas malas noticias que se sumaron a la apelación anteayer del fiscal Gerardo Pollicita a la desestimación de la denuncia por encubrimiento del juez Daniel Rafecas, lo que había traído euforia en Olivos la semana pasada.

 

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