La presidenta Cristina Kirchner no ocultó esta semana su preocupación y nerviosismo por el alcance del primer paro nacional del año electoral que pasado mañana harán las centrales sindicales opositoras. En la intimidad de Olivos resolvió entonces enfrentar a las CGT de Hugo Moyano y Luis Barrionuevo con otro acto de campaña, esta vez en La Matanza, para inaugurar redes de agua potable el mismo día de masiva huelga.
Se hará a las 18, casi a la misma hora en que los jefes sindicales hagan la evaluación pública del paro. Busca quitarles protagonismo y pulsear políticamente con ellos.
“El acto es sorpresivo. No estaba previsto en agenda. Son caños de agua potable del plan de expansión de AySA. Pero no tenían fecha de inauguración. Podía hacerse hace tiempo o nunca. Pero se hará el martes”, confió a LA NACION una fuente oficial. Desde 2006, se expandió la cobertura en La Matanza del 40 al 92% de las familias.El sentido político será mostrarse activa, en el centro de la pelea y de la campaña electoral. Incluso visitaría viviendas beneficiadas.
El paro nacional de pasado mañana que la tiene a maltraer fue convocado inicialmente por todos los gremios del transporte, lo cual presagiaba de por sí fuerte alcance nacional. Luego se sumaron las dos CGT disidentes: la de Moyano y la de Barrionuevo; la CTA rebelde de Pablo Micheli, los bancarios y algunos sindicatos oficialistas como el de alimentación.
Además, la UOM, que lidera Antonio Caló, jefe de la CGT oficialista, dio libertad de acción a sus trabajadores. La preocupación de Cristina es por los sindicatos kirchneristas que también reclaman por lo bajo una rebaja urgente en el impuesto a las ganancias, que afecta a todos los trabajadores que ganan más de 15.000 pesos.
Según confiaron a LA NACION fuentes allegadas a la Presidenta, la inquietud oficial se centra en que la masividad del paro desgaste a Cristina y golpee de lleno en su discurso de “ampliación de derechos” y de aliento a un “modelo de inclusión social”.
El plan de la Presidenta para ser la figura central del Frente para la Victoria (FPV) en la campaña electoral -posiblemente sea candidata a diputada nacional por Buenos Aires o a parlamentaria del Mercosur- consiste en encabezar un acto por semana, emitido por cadena nacional, en el que se incluirán diversos anuncios de distribución de recursos y aliento al consumo.
“La Presidenta resolvió el frente judicial y recuperó popularidad. Ahora tendrá que exhibir toda la iniciativa y el protagonismo. No les dejará a Moyano y a Barrionuevo los noticieros del martes”, dijo un funcionario kirchnerista.
La mandataria no quiere que se diluya su buen momento. Luego de la sospechosa muerte del fiscal Alberto Nisman, el 18 de enero último, Cristina había perdido 10% de imagen positiva en los sondeos de opinión. El gobernador y precandidato presidencial del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, retrocedió 4 puntos de intención de voto. Pero luego del fallo del juez Daniel Rafecas, que desestimó la denuncia de Nisman contra la Presidenta por encubrimiento a Irán en el caso AMIA, Cristina y Scioli recuperaron el terreno perdido.
Es por ello que el Gobierno celebró el jueves último el fallo de la Cámara Federal, que ratificó la decisión de Rafecas. La jefa del Estado quiere capitalizar esa remontada y no resignarla por efecto del paro.
La euforia en el kirchnerismo permitió incluso barajar la posibilidad de un “candidato propio”. Podría ser el ministro de Economía, Axel Kicillof (ver página 13). Se lo mide para presidente o para vicepresidente de Scioli, cuyo jefe de gabinete, Alberto Pérez, pidió ayer a los jefes sindicales que “reflexionen” para no “perjudicar a otros trabajadores”.
El trasfondo de la preocupación de la Presidenta reside en que ni ella ni su jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, pudieron convencer a los sindicatos del transporte de levantar la medida, pese a que Fernández se reunió con la UTA la semana anterior. A diferencia de otras veces, los ministros de Planificación, Julio De Vido, y de Trabajo, Carlos Tomada, no intervinieron. El último paro masivo de transportes, en abril de 2014, paralizó a gran parte del país. En cambio, en agosto último, Moyano perdió el apoyo de la UTA, que fue disuadida por De Vido, y el acatamiento fue parcial. Ese antecedente preocupa en la Casa Rosada.
El desembarco de Cristina en La Matanza será también un gesto político hacia el intendente Fernando Espinoza, uno de los tantos candidatos a gobernador de la provincia de Buenos Aires por el FPV.
También ella ya les había dado espaldarazos a otros competidores, como Julián Domínguez, Diego Bossio y Sergio Berni.
“Es lógico que lo pelee políticamente a Moyano. En Ganancias no se resignará nada, porque no sobran los ingresos”, dijo ayer un funcionario a LA NACION. En cambio, otras fuentes no descartan una rebaja tributaria como golpe de efecto antes de las PASO del 9 de agosto, cuyo costo fiscal heredará el próximo gobierno..