No hay que descartarlo, aunque todavía nadie lo afirma. La Doctora podría rebajar ganancias una semana antes de las PASO o de las elecciones generales del 25 de octubre, donde realmente se juega el número de bancas para el Congreso, bancas a las que ella y su hijo Máximo Kirchner se postularían. El objetivo sería capitalizar la medida electoralmente. Quedará fresca en el recuerdo de los votantes y podría ser presentada como un capítulo más en el triunfal camino de “ampliación de derechos”.
Sin dudas será un alivio para el bolsillo de un sector que no la vota o se le escapa del Frente para la Victoria: los trabajadores de clase media sindicalizados y registrados.
La Doctora dijo en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso que ella le “dejará un país incómodo a los dirigentes pero cómodo a la gente”. Es una admisión más de su apego al populismo y a la demagogia. También es una confesión de parte de que deja un “Plan Bomba” para el futuro gobierno. Que a ella le permita un margen de maniobra de hostigamiento desde el llano o desde una banca, al frente de un bloque ultra K.
A su sucesor le enviará así el mensaje de que “ustedes lo pedían, ahora ustedes lo tienen y arréglensé”. A ella le quedarán tres meses de caja en agosto y un mes en octubre. Los efectos de una medida así no los tendría ella en su gestión sino el gobernante que la suceda. ¿Por qué no lo hizo antes? Porque cada conquista tiene su tiempo, dirá lo más campante.¿Por qué la declaración de Independencia fue en 1816 y no en 1810?
Ella quedará luego en el cómodo lugar de la oposición, desde el cual podrá criticar todos los ajustes que haga su sucesor para arreglar los desequilibrios que ella deja.
Se trataría así de un dispositivo más del “Plan Bomba”. Nada nuevo bajo el sol. Carlos Menem se lo hizo a De la Rúa. Quien la suceda, incluso Daniel Scioli, deberá lidiar con ese ajuste, invertir costos políticos, y asumir con un buen equipo de expertos en explosivos para que los retoques no hagan volar por el aire la economía.
Con sus anuncios cotidianos, la Doctora condena a su sucesor a tener al menos los doce meses de 2016 para anunciar malas noticias y agotar su luna de miel: recortes en el personal del Estado, suba de tarifas, rebaja de subsidios, y control en el despilfarro. Su reacción, para entonces, es previsible: “¿Vieron? Ellos eran la derecha. Y estas son las consecuencias del ajuste”.